Cómo tener más autocontrol
El autocontrol es una habilidad que permite resistir tentaciones y distracciones para mantenerse enfocado en objetivos a largo plazo. Tener fuerza de voluntad y discipline personal trae enormes beneficios a nivel profesional, de salud, finanzas y relaciones.
Sin embargo, la mayoría de las personas lucha en algún área de la vida para controlar sus impulsos y emociones. Se tiende a priorizar la satisfacción inmediata en lugar del bienestar futuro. Esto genera frustración y evita alcanzar metas importantes.
Aumentar el autocontrol no es sencillo, requiere motivación y constancia para formar nuevos hábitos.
Las mejores maneras de tener más autocontrol
Pero es posible entrenar la mente y adquirir mayor dominio de sí mismo. Existen estrategias comprobadas que ayudan a vencer las tentaciones del momento para acercarse a los objetivos trazados.
En este artículo exploraremos paso a paso cómo desarrollar el autocontrol personal para tomar mejores decisiones en la vida. Identificaremos puntos débiles y aprenderemos a manejarlos. Veremos la importancia de fijar metas claras y modificar ambientes que generan distractores.
Identificar las áreas débiles
Lo primero es reconocer en qué áreas específicas de la vida se tiene menos autocontrol. Puede ser con la comida y alimentación, el gasto excesivo de dinero, la procrastinación y falta de enfoque en el trabajo, arranques de enojo y ira, uso problemático del móvil, entre muchas otras.
Es importante detectar los puntos débiles particulares, ya que el autocontrol no funciona de manera generalizada. Alguien puede tener mucho control sobre sus finanzas pero luchar con la alimentación. O ser muy disciplinado en su rutina de ejercicios pero procrastinar en extremo en el trabajo.
Se recomienda llevar un registro durante algunos días de los momentos y situaciones en los que se pierde el control.
Esto ayuda a identificar patrones y comprender los desencadenantes específicos de cada persona. Sin conocer dónde falla el autocontrol, es imposible trabajar para mejorarlo.
Establecer metas claras
Cuando ya se reconocen las áreas problemáticas, el siguiente paso es establecer metas claras y precisas sobre el comportamiento deseado. Tener metas bien definidas es esencial para ejercitar el autocontrol.
Las metas efectivas siguen el criterio SMART: son Específicas, Medibles, Alcanzables, Relevantes y acotadas en el Tiempo. Por ejemplo, si se desea controlar el gasto, una meta SMART puede ser: «Gastar un máximo de (una cantidad que esté dentro de tu presupuesto) por mes en comida afuera durante los próximos 3 meses».
Tener una meta clara provee un norte y permite enfocar los esfuerzos de automotivación. También facilita ir midiendo progreso y celebrar logros para no decaer. Es más fácil persistir cuando el objetivo está bien definido.
Cambiar el entorno
El ambiente y contexto tienen un enorme impacto en nuestro comportamiento. Un elemento clave para mejorar el autocontrol es identificar qué factores ambientales generan tentaciones o distracciones que minan la fuerza de voluntad.
Por ejemplo, si el objetivo es controlar la alimentación, tener comida no saludable en la despensa y pasar cada día por la puerta de una confitería son factores de riesgo. Es importante modificar esos elementos, evitar comprar snack, cambiar la ruta de regreso a casa, etc.
Otros cambios posibles son reducir estímulos (silenciar notificaciones en el celular), agregar claves visuales (una imagen de la meta) y buscar entornos propicios (estudiar en una biblioteca vs la cama).
Evitar la fatiga de decisión
Un concepto clave en el autocontrol es la fatiga o agotamiento de decisión. Nuestra fuerza de voluntad se desgasta cuando debemos tomar muchas decisiones difíciles y tentadoras a lo largo del día.
Se recomienda reducir cuando sea posible la necesidad de decidir conscientemente. Por ejemplo, preparar un menú semanal o alistar la ropa la noche anterior evita pequeñas pero difíciles elecciones matinales.
Automatizar rutinas, simplificar procesos y generar hábitos reducen el desgaste y nos dejan con mayor energía de decisión para cuando se necesita control personal. Así se facilita mantener el enfoque en las metas de largo plazo.
Establecer recordatorios
Los recordatorios ayudan a mantener el enfoque en los objetivos y metas. Se pueden programar alarmas en el teléfono o poner notas adhesivas en lugares visibles. Por ejemplo, un recordatorio en la pantalla del celular que diga «¿Esta compra te acerca a tu meta?».
Los recordatorios actúan como señales que evocan un mejor comportamiento.
Reforzar el autocontrol
Cada vez que se logre ejercer autocontrol, es importante reforzarlo con una recompensa. No tiene que ser algo grande, puede ser cualquier actividad placentera que reconozca el esfuerzo realizado. Las recompensas refuerzan la motivación para seguir intentándolo.
Al principio se necesitan con mayor frecuencia para generar el hábito deseado.
Buscar apoyo en otros
Compartir las metas con familiares y amigos permite que ellos ayuden a recordarlas y motiven cuando flaquea la voluntad. El apoyo de otros es muy valioso para persistir en los momentos difíciles donde la tentación es mayor.
Se puede identificar a quienes se consideren buenos para brindar ese apoyo.
No rendirse ante recaídas
Es normal que ocurran recaídas en el camino hacia un mayor autocontrol. No se debe rendir ante ellas, sino analizar qué situación las gatilló y aprender para el futuro. Las recaídas son oportunidades de identificar puntos débiles y mejorar.
Con perseverancia, esfuerzo constante y paciencia, es posible desarrollar el autocontrol.
En conclusión, si bien aumentar el autocontrol requiere motivación y práctica, es posible lograrlo focalizándose en objetivos claros, cambiando hábitos y entornos, pidiendo apoyo y aprendiendo de los errores.
Con tiempo y dedicación, se pueden adquirir las habilidades necesarias para controlar mejor los impulsos y comportamientos.